22/3/16

Borges en El Hogar: 10 de marzo 1939







Lytton Strachey q [B S]
  
Giles Lytton Strachey nació en Londres en 1880 y murió en el condado de Berkshire el 21 de enero de 1932. Esas fechas y esos lugares parecen agotar su biografía. Era uno de esos caballeros ingleses que desdeñosamente carecen de biografía, acaso porque “no les interesa su propia vida” (como a nuestro Almafuerte) o porque les interesan más las vidas ajenas que pueblan la literatura o la historia. Era alto, demacrado, casi abstracto, con el fino rostro emboscado detrás de los atentos anteojos y de la rojiza barba rabínica. Para mayor recato, era afónico.

Hijo de una escritora, lady Jane Strachey, y del general Sir Richard Strachey, se educó en un ambiente intelectual. Hizo sus estudios en Cambridge y publicó en 1912 su primer libro: Landmarks in French Literature. En 1918 publicó Eminent Victorians, cuatro asombradas biografías de Manning, de Florence Nightingale, del doctor Arnold y del general Gordon. Ese libro (y los sucesivos) marcan la perfección de un género que muy pronto fue remedado y abaratado por Emil Ludwig. Hablar de la ironía de Strachey es un lugar común; más notable que esa ironía es su convivencia feliz con una impasible urbanidad y con un incoercible impulso romántico… “Escribo sin intenciones ulteriores”, declaró una vez Lytton Strachey: confesión que no le perdonarán quienes juzgan las obras literarias por sus intenciones políticas.

Tres años laboriosos dedicó Strachey a la preparación y redacción de Queen Victoria, que apareció en 1921. Es, quizá, su obra capital. Publicó también Books and Characters (1922), Pope (1926) y Portraits in Miniature (1931). No hay que olvidar el gran experimento romántico Elizabeth and Essex, que no ha regocijado con exceso a los historiadores, pero sí al que escribe esta nota.


DELPHOS, OR THE FUTURE OF INTERNATIONAL LANGUAGE
de E. S. Pankhurst q [R]

Este divertido volumen finge ser una vindicación general de los idiomas artificiales y una vindicación particular de la “interlingua” o latín simplificado de Peano. Parece redactado con entusiasmo, pero la extraña circunstancia de que la autora se haya documentado exclusivamente en los artículos con que el doctor Henry Sweet contribuyó a la Enciclopedia Británica, nos deja barruntar que su entusiasmo es más bien moderado o ficticio.
La autora (y el doctor Henry Sweet) dividen los idiomas artificiales en idiomas a priori y a posteriori, es decir, en originales y derivados. Los primeros son ambiciosos e impracticables. Su meta sobrehumana es clasificar, de un modo perdurable, todas las ideas humanas. No juzgan imposible una clasificación definitiva de la realidad; urden vertiginosos inventarios del universo. El más ilustre de esos catálogos razonados es, sin duda, el de Wilkins, que data de 1668. Wilkins distribuyó el universo en cuarenta categorías, indicadas por nombres monosilábicos de dos letras. Esas categorías estaban subdivididas en géneros (indicados por una consonante), y esos géneros en especies, indicadas por una vocal. Así “de” quiere decir elemento; “deb”, fuego; “deba”, la llama.
Doscientos años después, Letellier siguió un método análogo: “a”, en el idioma internacional que propuso, vale por animal; “ab”, por mamífero; “abo”, por carnívoro”; “aboj”, por felino; “aboje”, por gato; “abod”, por canino; “abode”, por perro; “abi”, por herbívoro; “abiv”, por equino; “abive” por caballo; “abivu”, por asno.
Los idiomas construidos a posteriori son menos interesantes. De todos ellos el más complejo es el volapük. A principios de 1879 lo ideó un sacerdote alemán, Johann Martin Schleyer, para promover la paz entre las naciones. En 1880 le dio los últimos toques y lo dedicó a Dios. Su vocabulario es absurdo, pero su facultad de comprimir en una palabra muchos matices no debe merecer nuestro desdén. Interminablemente abundan las inflexiones; en volapük el verbo puede tomar 505.440 formas distintas. (Peglidalöd, por ejemplo, quiere decir: “Usted debe ser saludado”.)
El volapük fue aniquilado por el esperanto, el esperanto por el idioma neutral, el idioma neutral por la interlingua. Esos últimos —“equitativos, simples y económicos”, según dijo Lugones— son inmediatamente comprensibles por todo aquel que posee una lengua románica.
He aquí una sentencia redactada en el idioma neutral:

Idiom Neutral es usabl no sole pra skribasion, ma et pro perlasion; sikause in kongres sekuant internasional de medisinisti mi av intension usar ist idiom pro mie raport di maladirit “lupus”, e mi esper esar komprended per omni medisinisti present.


MI VIDA ESQUIMAL de Paul-Emile Victor r [R]

El onceno libro de la Odisea habla de la nación y de la ciudad de los hombres cimerios, que viven en el borde del mundo y a quienes no mira el dios con sus rayos, ni cuando trepa por el cielo estrellado, ni cuando regresa a la tierra, y sobre cuyas desdichadas cabezas es interminable la noche. En el borde del mundo y entre los sucesores de los cimerios ha pasado un invierno casi dichoso el etnólogo francés Paul-Emile Victor. Su diario (que ha aparecido en Londres y París) prescinde felizmente de aventuras y de pintorescas anécdotas y narra el cotidiano vivir de un villorrio esquimal, al norte de los últimos glaciares de Melville Bay. En esas tierras hiperbóreas el autor ha construido chozas abovedadas de nieve y chozas de hueso, ha manejado alguna vez el arpón, ha sido comensal en toscos banquetes de sangre coagulada, ha adoctrinado en las maniobras del ajedrez a un viejo pescador de ballenas (que acabó por vencerlo), ha asistido a la muerte de una mujer, ha añorado una librería que está en París, ha jugado con perros y con niños —Iosepi, Azak, Tipú— y, sobre todo, ha sido lo que no suelen ser los viajeros: un hombre entre los hombres.

Para mayor contraste, Victor intercaló después en su diario —un poco a la manera de John Dos Passos en U.S.A.— fragmentos de noticias contemporáneas: “Miss España es nombrada Miss Europa”, “Quinientos mil nazis acuden al Congreso de Nurenberg”, “Furiosa batalla en Irún”… El propósito de esas interrupciones nada tiene de problemático: se trata de insinuar que la civilización es harto más absurda que la barbarie. El siglo XVIII creyó haber descubierto en los pieles rojas al virtuoso homme de la nature, incontaminado; Paul-Emile Victor, en este amenísimo libro, nos propone otro candidato: el hombre esquimal.

Muchas y excelentes fotografías ilustran la obra.


DE LA VIDA LITERARIA r

Es muy sabido que Miguel de Cervantes escribió El Quijote en la cárcel, “donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación”. Es menos sabido que muchos otros han aprovechado esa impuesta tranquilidad para redactar páginas perdurables. Los señores A. G. Stock y Reginald Reynolds han publicado en Londres la primera antología carcelaria. Se titula Prison Anthology, y entre sus colaboradores figuran Sacco y Vanzetti, Jeremías, O. Henry, san Pablo, Marco Polo, John Bunyan, María Estuardo, Verlaine, Dostoievski, Voltaire y Mahatma Gandhi.

El doctor Albert Schweitzer —músico, teólogo y misionero— ha ejercido durante muchos años la medicina en África. Ha publicado un libro de recuerdos, Aus meinem afrikanischen Tagebuch, que abunda en amenísimos rasgos. Quizá la más agradable de sus historias es la del negro viejo que recobró la vista después de una operación de cataratas y que bailó, solemne y jubiloso, alrededor del hospital.



Nota


En mayo de 1935, la revista El Hogar presentó una sección en la que los hombres de letras más sobresalientes seleccionaban su cuento preferido. El 26 de julio, Jorge Luis Borges eligió “Donde su fuego nunca se apaga”, de May Sinclair. Según ha comentado Borges, León Bouché, director de la revista, lo invitó entonces a colaborar. Su cometido era dirigir la página titulada “Libros y autores extranjeros”, que llevaba ya cinco números en marcha y se dividía en cuatro secciones: Ensayos [E], Biografías Sintéticas [B S], Reseñas [R], y otros comentarios publicados bajo  el título “De la Vida Literaria”.
Desde el 16 de octubre de 1936, la página aparece cada quince días con firma de Borges, hasta el 7 de julio de 1939. Con el correr del tiempo, hay varios cambios. A partir del 14 de octubre de 1938 desaparece la sección Biografía Sintética, que puntualmente se verá los días 10 y 24 de febrero de 1939; el 10 de marzo se publica por última vez dedicada a Lytton Strachey. Finalmente, el 5 de mayo de 1939, la página se reduce a la mitad.
En 1986 la editorial Tusquets publicó en el volumen Textos cautivos una selección de las colaboraciones de Jorge Luis Borges en la revista entre 1936 y 1939. En 2000, Emecé Editores reunió en el volumen Borges en El Hogar (1935-1958) los textos que habían quedado sin recoger. Hemos refundido aquí ambos libros siguiendo una pauta cronológica y marcando la procedencia de cada texto bien con una llamada cuadrada [q] (Textos cautivos), bien con una redonda [r] (Borges en El Hogar). Junto al título de cada entrada, hemos agregado también, entre corchetes y al margen, las siglas que indican la sección original a la que pertenece —[E], [B S] o [R]—, y dejado los comentarios del cuarto apartado bajo el epígrafe original “De la Vida Literaria”. Los textos que en Borges en El Hogar se señalaron con las siglas [L N] (o Libros Nuevos) están aquí agrupados, por coherencia, bajo el epígrafe [R]. Además de la página de “Libros y autores extranjeros”, Borges publicó otros artículos en la revista, como el “Prólogo a la edición alemana de ‘La carreta’” o “Después de las ‘Iniciales del misal’”, que fueron recopilados en Borges en El Hogar y también reproducimos. Lo mismo ocurre con las diversas traducciones que dicho volumen incluye y que marcamos en nuestra edición con la sigla [T]. Por último, Borges en El Hogar se cierra con colaboraciones en su mayoría posteriores a 1939 (notas, encuestas, opiniones, una conferencia y un cuestionario), que agrupamos en la breve miscelánea final.











Jorge Luis Borges. Textos cautivos (1986)
Edición de Enrique Sacerio-Garí y Emir Rodríguez Monegal 
Barcelona, Tusquets Editores, 1986, col. Marginales, núm. 92
Borges en El Hogar (1935-1958) 
Buenos Aires, Emecé, 2000

Fotos cabezal: Cover, portada y contratapa Textos cautivos (Tusquets, 1986)
Foto al pie: Cover El Hogar 1935-1958 (Emecé, 2000)





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